Sharon Osbourne aprovechó una entrevista sincera con
Piers Morgan para revelar tanto su enfado con
Roger Waters por menospreciar a
Ozzy Osbourne como su profundo dolor por los últimos meses de su marido. Relata que llegó a considerar una broma grosera con una "caja de
Tiffany", pero finalmente calificó a Waters de insignificante y se centró en cómo Ozzy decidió ofrecer un último concierto en Birmingham pese a que los médicos le advirtieron de que podría matarlo. Según el reportaje de
The Sun, Ozzy eligió actuar para agradecer a sus seguidores tras un año de graves enfermedades, estuvo "muy feliz" durante dos semanas después del espectáculo y murió diecisiete días más tarde, a los setenta y seis años, por una parada cardíaca.